jueves, 27 de diciembre de 2012

CRITICA SOCIAL

CRITICA SOCIAL
FAMILIA VIVE EN EXTREMA POBREZA
El anhelo de una Nochebuena
PARA PODER COMER TIENEN QUE ESPERAR VENDER UN PEDAZO DE METAL O PEDIR A LOS VECINOS





Gracias a Dios que da corazones bondadosos a personas que siempre acuden en auxilio de aquellos mas necesitados. Ahi esta la denuncia de este caso y no tardo la respuesta.







  • Altagracia Ortiz y su hijo Luis aparecen sentados en el humilde lugar que llaman vivienda, en Los Alcarrizos, a la espera de Ventura “Lilo” Rivera, el esposo y padre que todos los días sale a vender hierros para conseguir el sustento de la familia.
Katheryn Luna
Katherine.luna@listindiario.com
Santo Domingo
Sentados en sillas plásticas deterioradas por el tiempo,  el pequeño Luis y su madre Altagracia esperan la llegada de “Lilo”, el padre, con la noticia de que alguien les regaló algún alimento o que logró vender un pedazo de metal para poder comer.
Hoy, día de Nochebuena, no saben si se llevarán a la boca un pedazo de pan, una manzana o algún dulce de Navidad, ya que la miseria y la necesidad es lo único que conocen.
El sustento del hogar descansa en los hombros de Ventura Rivera (Lilo), de 60 años de edad, quien sale desde muy temprano de su pequeña casa construida por él mismo de madera y hojas de lata a la orilla de una cañada. No regresa hasta que logra vender en su carretilla los pedazos de hierro que recoge. “Ayer él tuvo que empeñar su celular para que pudiéramos comer, porque no vendió nada”, contó Altagracia Ortiz, su esposa.
Dijo que ella no puede ayudar a Lilo como le conocen en el barrio La Fe, Los Alcarrizos, en Santo Domingo Oeste, porque no tiene cédula y no le dan empleo.
La dama de 34 años dijo que se dedica a brillar calderos y con ello aporta aunque sea para darle de comer a Luis.  Su mirada es de poca esperanza.  Su pequeño, con una sonrisa inocente dice que espera a su padre, mientras juega entre el polvo, la basura y el hedor que produce la cañada.
Extrema pobreza
El piso de la casa es la tierra, la estufa es un anafe y el jardín para el pequeño Luis jugar es la orilla de una cañada. La casita, hecha de pedazos de madera y hojas de lata no tiene ventanas ni baño y su techo de zinc roto provoca que cada vez que llueve se mojen las dos pequeñas camas que les regalaron. Para hacer sus necesidades fisiológicas tienen que usar el baño de los vecinos, y para vestirse buscar quién les done la ropa.
Tampoco tienen donde guardar algún alimento, porque no tienen nevera, tampoco lavadora. “Lo que ves aquí se lo han regalado a mi esposo, porque no tenemos de dónde comprar”, dijo Altagracia apenada.
Cada día es la misma rutina para esta familia. Lilo sale a vender pedazos de hierro y Altagracia y su hijo esperan sentados en las sillas rotas mirando a la calle para verlo llegar. La Navidad que para muchos es la época favorita del año, para esta familia es solo un mes más del año, donde tienen que luchar para sobrevivir.
Pero a pesar de su realidad, sueñan con pasar una Nochebuena diferente, con una mesa, que en lugar de estar vacía tenga por lo menos una manzana y que Lilo regrese a casa temprano para cenar. Que su casa no esté a la orilla de una cañada, que el pequeño Luis tenga un verdadero juguete, que vaya a la escuela y no tenga la necesidad de buscar comida donde los vecinos.
 Lo último que se llevó a la boca fue un pan con coditos que preparó Altagracia en el anafe, del cual no comió porque solo dio para el pequeño, mientras espera la llegada de su esposo que aun permanece por las calles con su carretilla.
Si no llega con algunas monedas en su bolsillo, no tendrán ni tan solo para comprar un pedazo de pan y colocarlo en Nochebuena sobre su pequeña y deteriorada mesa. “Si aparece algo comemos, sino, veremos que se hace o si los vecinos nos pasan algo para comer o le regalan algo a Lilo”, expresó con pocas esperanzas la dama.
Además de miseria, “muerte civil”
Sus padres murieron y no fue declarada. Altagracia contó con angustia que ha hecho lo posible por tener una cédula y declarar a su hijo que con siete años de edad no ha podido ingresar a la escuela.
“Yo quisiera que fuera a la escuela pero no puede porque no he podido declararlo”,  expresó.
Altagracia dijo que está tratando de que una tía pueda ayudarle para obtener su cédula de identidad. Afirmó que llegó a los 19 años a la capital desde la comunidad La Colonia en la provincia de Azua, donde en ocasiones va de visita porque tiene otros cinco hijos viviendo allá.
Estos viven con el padre, ya que ella no tiene recursos  económicos suficientes ni un techo adecuado y seguro para tenerlos.
Mientras que Lilo, oriundo de Villa Altagracia,  tiene también otros cinco hijos, los cuales no le ayudan a sustentarse. a uno de ellos tiene que recurrir a pedirle prestado cuando no tiene dinero, para comprar alimentos para su familia.
Para comunicarse con esta familia, las personas pueden llamar al teléfono 829-288-0388.

miércoles, 11 de julio de 2012

A ORILLAS DEL RIO

Cuando las imágenes hablan nos ahorramos el tiempo que utilizaríamos escribiendo, es por eso que les entrego con poco texto este resumen gráfico que tome hoy en los barrios  al borde del los ríos Ozama e Isabela, con el interés de mostrar la forma honrada en que mucha gente laboriosa se gana la vida en esta parte de la ciudad de Santo Domingo.

 

 



 




miércoles, 9 de mayo de 2012

LUZ PRE-PAGO

Ircania Vásquez
ircania.vasquez@listindiario.com
Santo Domingo
La Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE) y la compañía distribuidora Edesur implementaron un nuevo sistema de suministro de energía prepago en el sector El Manguito.
La iniciativa permitirá a los usuarios controlar la cantidad de kilovatios que consumen y les permitirá recibir servicio las 24 horas, aunque su sector no haya sido beneficiado con un circuito de energía permanente.
El vicepresidente ejecutivo de la CDEEE, Celso Marranzini, destacó que el sistema prepago contribuye a concienciar a los usuarios sobre el ahorro de energía y les permitirá controlar más fácilmente su nivel de consumo.
La tecnología, que se ha implementado con éxito en más de 1,000 hogares en la zona Este del país, consiste en la instalación de un dispositivo al que el usuario le introduce la numeración de su servicio prepago, adquirida en colmados u otros establecimientos comerciales, e inmediatamente recibe la energía pagada.
El equipo marca de manera permanente los kilovatios consumidos y los restantes, y emite una alerta cuando la energía está próxima a agotarse.
“De la misma forma en que se carga el teléfono celular con minutos comprados con una tarjeta, se podrán hacer con los medidores prepago”, explicó Marranzini.
Durante la jornada de rehabilitación de redes en El Manguito, Edesur logró contratar y normalizar a 603 clientes del sector, de los cuales 515 optaron por medidores prepago, incluyendo 16 comercios. En las viviendas de los clientes contratados se sustituyeron las bombillas incandescentes de 100 y 75 vatios por otras de bajo consumo.
Marranzini anunció que la iniciativa será reproducida en Los Alcarrizos y Villa Juana. En esa última localidad Edeeste dejará inaugurado el sistema a principios del junio. Dijo que la meta es que en los próximos 12 meses ese mecanismo se haya instalado en por lo menos 300,000 viviendas.
Trabajos Los trabajos realizados en El Manguito incluyen la instalación de acometidas blindadas y cajas independientes para reducir las posibilidades de conexiones ilegales.
Los clientes contratados bajo la modalidad prepago que fueron consultados en la comunidad coincidieron en que el mecanismo es beneficioso y les dará la oportunidad de adaptar su consumo de energía a sus posibilidades ecónomicas.
El presidente de la Junta de Vecinos de El Manguito, Amín Lora, consideró que la nueva modalidad de pago de energía eléctrica solucionará el problema de la ilegalidad en el sector, en que según señaló, se presentan a menudo problemas de sobregarga en las redes de distribución.
“Entiendo que es una iniciativa positiva para la comunidad”, manifestó el dirigente. Jorge Collado, uno de los usuarios que optó por el mecanismo prepago, expresó que en el sector son comunes los inconvenientes relacionados con las conexiones ilegales y el deterioro de las redes de distribución.
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SERVICIO 24 HORAS DE LUZ EN EL PAÍS

Celso Marranzini dijo que la CDEEE está rehabilitando cerca de 2,200 kilómetros de redes de distribución en el país. Dijo que en El Seibo se está realizando un trabajo similar al que se realizó en Hato Mayor para convertirla en provincia 24 horas.
Dijo que alrededor de 900,000 personas tienen servicio 24 horas y se estimó que en los próximos seis meses la entidad incluirá a otras 300,000.
El funcionario señaló que desde 2006 la cantidad de clientes del sistema eléctrico nacional ha aumentado de 800,000 a 2,160,000, lo que significa que la cantidad de usuarios actuales del servicio 24 horas supera en 100,000 la cantidad total de clientes registrados en 2008; dijo que en los últimos cuatro años el sistema ha crecido un 64%.
Dijo que al 31 de diciembre de 2011 el 33% de las facturas eran telemedidas y estimó que a igual fecha de este año esa cifra aumente al 70%..

jueves, 12 de abril de 2012


La Cigua Palmera es el ave Nacional de la República Dominicana, cuyo nombre científico es Dulus dominicus. Esta familia es endémica de La Española, de la cual hay un solo miembro. Vive en bandadas. Se reproduce en un nido grande que tiene separaciones internas que asemejan apartamientos. Se alimenta de frutas pequeñas, flores e insectos de diferentes clases.
Alcanza un tamaño de 20 centímetros de largo. Su color predominante es verde olivo pardo. Tiene un pico fuerte y dedos grandes.
Vive en cualquier ambiente, pero prefiere residir en donde existen plantaciones de palmas reales. Abunda en la Isla Saona.

miércoles, 4 de abril de 2012

El lente de Adriano Rosario capto el momento en que este pavo real expandio el plumaje de su cola plicroma en el patio del Museo de las Casas Reales, en la Ciudad Colonial de Santo Domingo. El pavo real (Pavo cristatus) usa su plumaje de color azul iridiscente con reflejos verdosos para defender su territorio y para llamar la atencion de la hembra.

domingo, 26 de febrero de 2012

Cayo Levantado, es una bellísima y pequeña porción de terreno enclavado en el litoral Nordeste de Republica Dominicana en la bahía de Samaná, en la Península de Samana. Cuenta con una vegetación de bosque húmedo, playas paradisíacas, de arenas blancas y aguas cristalinas, enclavados en un hermosísimo paisaje.

Ali se avistan las ballenas jorobadas durante las temporadas de Enero a Marzo. Un lugar donde el turista y la exuberante vegetación se disputan el reinado.  Los amantes de la naturaleza y la belleza impactante vinieron buscando un Paraíso y lo encontraron en Cayo Levantado. La isla entera es una joya pequeña, situada poco afuera de la península de Samaná y es un lugar perfecto para escapar por un día.



Arena blanca y como polvo, aguas turquesas, como cristal - ideal para snorkeling o nadar suavemente. Es un lugar de solo 1 kilómetro de extensión pero que tiene todo lo que una persona puede desear para pasar unas estupendas vacaciones.



lunes, 20 de febrero de 2012

FELICES EN SU REALIDAD

Durante el medio dia de hoy, lunes 20 de febrero, hice un breve recorrido por los Barrios Gualey, Los Guandules y La Cienaga, en la capital Dominicana, tome estas fotos y me atrevi a publicarlas sin agregar mas informacion que un titulo que me parecio apropiado, "FELICES EN SU REALIDAD", la intencion es que ustedes agreguen el texto a travez de sus comentarios.







domingo, 29 de enero de 2012

CRITICA SOCIAL: GRIETAS SILENCIOSAS

CRITICA SOCIAL: GRIETAS SILENCIOSAS

GRIETAS SILENCIOSAS





yaniris.lopez@listindiario.com

Listin Diario, Ventana 28 Enero 2012 0 Comentarios




FOTOGRAFÍA

Grietas silenciosas

A DOS AÑOS DEL TERREMOTO DE HAITÍ, EL FOTÓGRAFO DOMINICANO JORGE CRUZ, MUESTRA FOTOGRAFÍAS DE LA TRAGEDIA EN LA EXPOSICIÓN 'GRIETAS SILENCIOSAS', QUE INCLUYE TAMBIÉN EL CORTOMETRAJE “PARA TODA LA VIDA”







Yaniris López


Santo Domingo

Hace doce años, cuando se inició en el mundo del reporterismo gráfico, Jorge Cruz imaginaba que el oficio al que le dedicaría el resto de su vida sería más light, más suave, con todo y que el primer servicio que le tocó cubrir en la que siempre ha sido su casa, LISTÍN DIARIO, fue un intento de atraco a una persona que salía de una institución bancaria.
Luego haría fotos de todo tipo.
Las más duras, las que más le tocaron, no fueron las que hizo en huelgas callejeras o en temporada de huracanes, sino aquellas tomadas en servicios en los que estuvieron involucrados niños, como aquella cobertura en Las Caobas, en fecha que no recuerda, de un hombre que mató a toda su familia: a su mujer, a sus tres hijos y a una hermana. Como la policía no les permitió a los reporteros entrar a la casa, Jorge vio por una rendija cómo era movido de lugar el cuerpecito de un niño de dos años; la escena lo marcó mucho más porque él ya era padre de un niño pequeño.
O aquella vez en que dejaron a los reporteros encerrados en el vacacional de Haina, mientras cubrían las incidencias de un desalojo, y llovieron las bombas lacrimógenas y las balas por todo el lugar. En medio del caos estaba un niño, y Jorge pensó: “O tomo la foto o tomo al muchachito”.
Al final tomó al niño y lo llevó con él y otro camarógrafo a una casa destechada del vacacional y hasta allá llegaron las bombas. El padre del niño apareció, tomó al chico y Jorge salió de allí casi muriéndose, recuerda, porque sufre (ya no tanto) de asma.
Estos servicios, sin embargo, ya no le parecen tan dramáticos. No desde que viviera, en la tarde del martes 12 de enero de 2010, su hasta ahora más conmovedora experiencia profesional y personal: estar presente en Puerto Príncipe, capital de Haití, justo cuando un terremoto de 7.0 puntos en la escala de Ritcher castigaba la ciudad, dejando más tarde un saldo de casi 300,000 personas muertas y una ciudad entera damnificada y enterrada en el polvo.
En trabajo
Era la segunda vez que Jorge se encontraba en Puerto Príncipe como compañero gráfico del periodista Javier Valdivia, donde cubrían servicios sobre las relaciones entre las dos naciones. Ambos iban en un vehículo subiendo las calles empinadas de Petion Ville, acompañados por dos anfitriones haitianos, cuando vieron a la gente bajar corriendo la loma. Al principio pensaron que se trabaja de un robo, algo así. Jorge, incluso, tomó fotos desde la camioneta de la gente corriendo.
La camioneta se movía como una hamaca, con un movimiento leve. Un segundo “remeneón” le indicó a Valdivia, peruano y por tanto un poco familiarizado con los sismos, que se trataba de un terremoto. Y de uno muy fuerte. La camioneta los dejó en una bomba de gasolina y sólo al ver el polvo subir desde la ciudad, llenándolo todo, Jorge pensó: “Tengo que tomar fotos”.
En los próximos días, sus imágenes llenarían páginas impresas y virtuales de diarios, blogs y agencias internacionales.
Las suyas fueron, tal vez, las primeras imágenes profesionales tomadas de la catástrofe.
“Cuando vimos el polvo subir nos dimos cuenta de que había pasado algo terrible. Vimos a la gente como maniquíes, llenos de polvo. Pensé hay que tomar fotos, para qué, no sé, pero hay que tomar las fotos. Las tomé por compromiso, porque sabía que alguien tenía que verlo, si me llevo de lo que pienso en ese momento guardo la cámara en el bulto y me fajo a dar gritos, pero hay que pensar en el trabajo, lo que hago y para quién. Y para que alguien vea eso”.
Los primeros días fueron duros, admite, y las imágenes que le tocó tomar y observar aún martillan en su cerebro.
“Me conmovieron los niños, eran muchos. La gente habla de adultos, pero los que más murieron fueron niños. En un monasterio un señor me dijo que no le tomara fotos a su niño. Yo me preparé para tomar la foto, y él me dice: ‘No hagas foto a mi hijo, ayúdalo’. Yo solté la cámara y cuando le puse la mano, el niño estaba muerto. Abracé al señor, que duró como un minuto abrazado a mí, fuerte, como cuando tienes mucho tiempo que no ves a una persona. Luego me soltó y siguió pidiendo ayuda”, cuenta Jorge.
Se quedaron en Haití hasta el viernes siguiente. Vivieron el caos, el hambre. En el hotel, cuya mitad resultó afectada por el sismo, les ofrecieron un guineo y la mitad de un sándwich a las tres de la madrugada.
EXPOSICIÓN EN LA ZONA COLONIAL

Los haitianos, que regularmente se muestran apáticos a las fotografías, no dieron mucha importancia a la caterva de medios que invadió la ciudad tras el terremoto.
“Te pasaban por el lado y eran como zombies, no miraban a los lados, no te decían nada”, dice Jorge.
Del impacto del terremoto en Haití en 2010 y al día de hoy, el fotógrafo ha tomado alrededor de 3,000 fotos. El año pasado cedió algunas al realizador Samuel Esteban, que preparaba un corto sobre el terremoto en Haití.
El corto, titulado “Para toda la vida”, y veinte de las primeras fotografías del terremoto tomadas por Jorge se muestran hasta el próximo martes 31 de enero en Brother Escuela de Creativos, en la calle Palo Hincado No. 106 de la Zona Colonial.
Después del terremoto, Jorge ha vuelto unas siete veces a Puerto Príncipe. Espera, algún día, tomar las fotografías del Haití reconstruido, del Haití bien presentado. “Sí, me gustaría tomar esas fotos ñasegurañ. Me gustaría ver a Haití sin polvo, a la gente con los pies limpios”.